¿Qué son las Industrias Creativas?

El término industria creativa tiene un origen reciente, en vista de que surgió en el año 1994 con la publicación del informe “Creative Nation: Commonwealth cultural policy” del ex primer ministro australiano Paul Keating; y posteriormente ganó mayor publicidad tras la instauración del “Creative Industries Task Force” por parte de los diseñadores de políticas del Departamento de Cultura, Medio y Deporte del Reino Unido en el año 1997 (UNCTAD, 2004).

En la actualidad, las definiciones más aceptadas toman como base la creación de valor que está sujeta a los derechos de autor. En este sentido, la definición más popularizada es la de Howkins (Howkins, 2001) que comprende “los sectores en los que el valor de sus bienes y servicios se fundamenta en la propiedad intelectual”. Esta definición implica que las actividades que agrupan las industrias creativas van más allá de las industrias culturales, es decir, más allá de la sola producción y comercialización de contenidos intangibles y de naturaleza cultural.

En consecuencia, las industrias creativas abarcan toda la producción que contiene un elemento sustancial de valor artístico y esfuerzo creativo (incluyendo, por ejemplo, la publicidad y el desarrollo de software) y, por tanto, pueden estar sujetas a la propiedad intelectual (UNESCO, 2006).

En los últimos años ha surgido un número considerable de diferentes modelos que buscan entender las características estructurales de las industrias creativas. En el Cuadro 1.1 se ilustran las definiciones de los modelos más relevantes y las actividades que agrupa cada modelo.

La economía naranja

En el 2013, el Banco Interamericano de Desarrollo (Buitrago y Duque, 2013) hizo un esfuerzo por plasmar un concepto definitivo de las industrias creativas o economía naranja2 partiendo del establecimiento de una “zona común” entre los modelos ilustrados anteriormente, así como de la aproximación de las industrias culturales presentada por el BID en el 2007 (Quartesan et al., 2007). Con este propósito, el BID definió a la economía naranja como “el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual” (Buitrago y Duque, 2013, pág. 40).

Las actividades que abarcan cada uno de los grupos mencionados se encuentran resumidas en la Figura 1.1.
Figura 1.1 Esquema de las industrias creativas según la clasificación de actividades de economía naranja del BID (entre paréntesis el código clasificador)

Las políticas deben tener un entendimiento profundo del origen de las tradiciones culturales y su trayectoria, que son representadas en los bienes y servicios de las industrias creativas. Este entendimiento de las condiciones culturales permite identificar quiénes son los agentes e intermediarios que cumplen un papel fundamental en promover e impulsar su crecimiento y desarrollo. Los agentes intermediarios pueden ser: agencias públicas, empresas del sector privado, artistas, locutores, programadores, abogados y organizadores de eventos.

  • Las instituciones privadas facilitadoras directas tienen como objetivo principal el fomento de las industrias creativas tanto a nivel general como en actividades específicas (como el cine o la música). Crear audiencia para las industrias creativas y articular las industrias creativas.